Es de sobra conocido y admitido por toda la sociedad, no sólo científica, que debido a las circunstancias del cambio climático (CC) son cada vez más frecuentes las lluvias torrenciales por eventos de “gota fría” o similares.
Y lo peor es que esta situación se va a ir agravando y propiciando aún más la producción de este tipo de situaciones.
Esto va a traer como consecuencia, como días pasados se puso de manifiesto durante la Jornada de Ingeniería del Agua de Córdoba, la necesidad de transmitir a la sociedad la grave y urgente problemática de la conservación del suelo en todas sus formas (agrario, urbano, forestal o del entorno de las infraestructuras), para paliar la previsible disminución de la pluviometría, aumento de la torrencialidad en los cauces, disminución de la permeabilidad del suelo, de su capacidad de infiltración y laminación y, consecuentemente, de la capacidad de recarga de los pozos. Todo ello llevaba a los científicos y técnicos asistentes a esas jornadas a presagiar un futuro ya cercano de sequías nada halagüeño para nuestros hijos y nietos.
Salida de ecorrentía en la finca vecina tratada contra la erosión
Control de erosión versus control de escorrentías
Pues bien, hace unos días se tuvo la oportunidad de visitar una finca en el término municipal de Campotéjar (Granada) que, de la mano de un agricultor convencido de la necesidad de conservar el suelo de su finca, ha paliado significativamente la problemática de la capacidad del suelo de laminar e infiltrar escorrentías.
Cabecera de la finca tratada contra la erosión
Se trata de un farmacéutico – agricultor, que participa activamente en todos los actos formativos sobre control de erosión y conservación de suelos desde hace tiempo, miembro activo de “Campotéjar Erosión Cero”, que ha logrado tener una cubierta natural excepcional sobre su olivar, llegando a cubrir casi el 100% de su superficie, y realizando tratamientos efectivos sobre sus cárcavas, de forma que tras los eventos tormentosos de días pasados el agua ha circulado e infiltrado a través de la finca sin dejar apenas señales de la tormenta, cuando las fincas vecinas no pueden decir lo mismo.
Erosión en la finca vecina sin tratamiento contra la erosión
De hecho, la finca vecina, aún en situaciones de menor pendiente, continúa su proceso de degradación en cárcavas y de traslado del problema de aguas contaminadas y saturadas de sedimentos hacia los pueblos más abajo de Campotéjar y Benalúa de las Villas, y hacia la colmatación de la presa de Colomera, sin que nadie haga nada para evitar esta circunstancia tan común en toda la geografía agraria española.
Por parte de Paisajes del Sur y Bonterra Ibérica, en calidad de empresas especializadas en el sector de la conservación de suelos, además de poner todos sus medios técnicos y humanos en el desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial, no pueden más que felicitar estos comportamientos excepcionales de ciudadanos ejemplares.